Cuando abrimos una posición en los mercados existe una probabilidad no desdeñable de que, acto seguido, ocurra prácticamente cualquier cosa. Incluso las situaciones más inverosímiles se darán cita, casi siempre en contra de nuestros intereses, si aguardamos el tiempo suficiente.
Al operar con sistemas, la lista de imprevistos resultará tan abrumadora que, analizada en retrospectiva, parecerá casi un milagro poder decir cada mañana: ...Bueno, ¡Aún sigo aquí! ¡Un día más!
En los últimos años -y a fuerza de sufrir en carne propia inmensos despropósitos- he elaborado un ranking de diversos sucesos inescapables y eludibles que podrían tener lugar.
SUCESOS INESCAPABLES:
Magnitud 5: Cierre imprevisto en los mercados. Maremoto, terremoto, choque de asteroide con la Tierra, holocausto nuclear, mega-amenaza terrorista: ¿Recuerdan el 11S?, conflicto bélico a gran escala...
Frecuencia: Una vez cada ¿25? Años.
Magnitud 4: Apagón regional. Corte de suministro eléctrico durante varias horas. Y yo en el epicentro: ¡Hay que joderse!
Ahora que está tan de moda la "memoria histórica", quizá los más viejos del lugar recuerden los efectos devastadores del gran apagón de Nueva York del 9 de noviembre 1965. Afectó a nueve estados de la Costa Este y buena parte de Canadá. Durante 14 horas el área metropolitana de Nueva York quedó totalmente paralizada.
Frecuencia: Una vez cada 10 años (a gran escala) y al menos una o dos veces por año cortes intermitentes de escasa duración.
Magnitud 3: Problemas serios en la difusión de datos o en el sistema de negociación de las grandes plazas. Por ejemplo, en febrero de 2005, el SIBE (Sistema de Interconexión Bursátil) tuvo un fallo de más de cuarenta minutos, durante los cuales fue imposible meter órdenes en el mercado continuo.
Frecuencia: Al menos una vez por año, cortes puntuales de 30 a 60 minutos. De, dos a cinco veces, interrupciones inferiores a los 15 minutos.
Magnitud 2: Cortes esporádicos en el proveedor de datos TR, en el broker on-line o en nuestra conexión de banda ancha. En fin, sobre esto, que voy a decir que no sepan. Todos padecemos en nuestras propias carnes este tipo de situaciones, con suerte, una o dos veces al mes. No son graves, si se sabe -y se puede- reaccionar a tiempo. Con todo, el efecto acumulativo de estas ineficiencias irá profundizando la brecha entre modelo y realidad de manera permanente. Conviene estimar su coste e incluirlo en los gastos de la operativa. De hecho, es un auténtico slippage.
Magnitud 1: Enorme cajón de sastre en el que cabe cualquier imprevisto imputable a nosotros mismos (cese de actividad por enfermedad, motivos laborales, asuntos de índole familiar, etc.) o nuestros dispositivos tecnológicos (problemas puntuales con el hardware o software que estemos empleando, renovación de equipos informáticos, etc.) Tampoco son especialmente preocupantes, si podemos cerrar ordenadamente la operativa. Pero la experiencia demuestra que las prisas, los nervios y la impericia siempre acaban reclamando derecho de pernada.
SUCESOS ELUDIBLES:
En esta categoría incluiremos cualquier hecho ocurrido por falta de información o por una interpretación errónea de la misma: Desde el típico despiste a la hora de realizar algún cambio de vencimiento, hasta un ajuste indebido en los horarios de comienzo y finalización de la operativa.
También encajarán aquí algunas cuestiones relativas a la formación:
Los sucesos ineludibles ocurren de manera fulminante e impredecible y poco podemos hacer por escapar de ellos. Los del segundo grupo, por el contrario, ponen en entredicho nuestras habilidades y buen hacer; demostrando, una vez más, la validez del conocido aforismo de Elder: "Por paradójico que resulte, el objetivo de un buen trader no es ganar dinero, sino hacer bien su trabajo. Si lo hace bien, el dinero acabará llegando casi automáticamente".
Dejando a un lado estas dos categorías de sucesos, cualquier otra cosa que ocurra en la larga o efímera "vida" de nuestros sistemas quedará puntualmente reflejada en los gráficos y, para afrontarla, sí deberá estar preparada toda estrategia que se presuma mínimamente consistente y fiable.
Una vez que tenemos un algoritmo de entradas capaz de batir al azar -y ya hemos dicho en esta web que no es una cuestión precisamente sencilla- nuestra siguiente decisión estratégica será definir cuándo y cómo salir del mercado. Para ello existen numerosas posibilidades, veamos algunas de ellas.
STOP INICIAL o money management stop (MMS)
Sin duda, una de las estrategias más recurrentes y fáciles de implementar en dispositivos mecánicos, pero que cuenta con partidarios y detractores a partes iguales. La filosofía del MMS consiste en fijar, después de cada entrada, un precio (dollar amount) que refleje nuestro nivel de aversión al riesgo para dicho sistema, rebasado el cual se cierran posiciones sin atender a ninguna otra consideración. Conviene fijar el valor de este stop en porcentaje, con ello evitaremos las distorsiones debidas al tamaño del mercado sobre el MMS.
¿Cómo se calcula el valor del stop? Depende del capital disponible para operar y del riesgo asumible. Algunos autores recomiendan tomar como referencia fija el capital inicial. Sin embargo, esto da lugar a un valor demasiado estático (y conservador) del MMS.
Otros, proponen como mejor alternativa el capital de faena (capital inicial + beneficio acumulado) del tal menara que el MMS se irá relajando y contrayendo en función de la curva de rendimiento del sistema (equity curve). Esta última opción funciona muy bien en combinación con algunas estrategias de position syzing, pues el MMS podrá oscilar entre incrementos del tamaño de la posición.
Un ejemplo: Operando en el mini-Russell 2000 con un contrato, nuestro sistema efectúa una compra en 800 puntos.
En la siguiente tabla resumimos las ventajas e inconvenientes del MMS.
Para mitigar algunos de los efectos desfavorables del MMS, se han propuesto algunas soluciones dinámicas:
(A ) Stops de volatilidad. Son las más frecuentes, se basan en fijar el mecanismo de cierre al precio de entrada +/- "x" unidades ATR, de tal modo que el mayor o menor rango de volatilidad (medido en "n" barras) determine en cada momento el tamaño del Stop.
Cuando el mercado está en "calma" y evoluciona de manera "ordenada" por una suave pendiente, el valor del ATR tiende a decrecer, permitiendo que los stops se ajusten de manera más ceñida a la evolución de los precios. Por el contrario, en momentos de indecisión, la volatilidad media tiende a aumentar, se pierde la direccionalidad y los picos y valles se alternan de manera errática e impredecible. En tales casos, resulta más aconsejable relajar el tamaño de los stops para evitar innumerables salidas faltas.
Aunque los stops de volatilidad son muy útiles y, en general, los recomiendo para sistemas tendenciales y de ruptura de bandas, presentan el enojoso inconveniente de no conocer con precisión el valor del precio de cierre, aumentando así la falta de control sobre el sistema.
(B) Stop de riesgo medio. Últimamente estoy evaluando el valor de mecanismos de cierre basados en la desviación típica de las operaciones. Como ya he comentado en otros artículos, uno de los principales factores a considerar en el diseño de estrategias es conseguir una relación beneficio / riesgo lo más favorable posible. Si aceptamos como estimador adecuado del riesgo la desviación estándar, entonces resultará procedente no permitir que las peores operaciones se alejen demasiado de la media. Con ello conseguiremos reducir de manera notable la dispersión de las barras del histograma a la izquierda de la curva "pseudo-normal", pero al precio de obtener un beneficio final algo más contenido.
Si esta manera de proceder merece la pena, dependerá, en última instancia, del valor del Ratio de Sharpe obtenido con y sin el citado mecanismo de cierre.
En el gráfico inferior mostramos como afecta la aplicación del stop de riesgo a una estrategia tendencial simple aplicada al Futuro del Dax:
Las estadísticas básicas del sistema se obtuvieron en una muestra de 34.887 barras de 30 minutos entre 2001 y 2007 (16 Abril):
Sin stop de riesgo:
Con stop de riesgo = 0,2 Desv.
Desde luego, ambos resultados no son como para tirar cohetes; pero eso aquí no importa, pues se trata de comprobar la efectividad del MMS.
Como la desviación típica del sistema es de 3.330, hemos dividido el stop de riesgo en diez rangos, con coeficientes de desviación de 0 a 1. Siendo la mejor opción, como puede verse en el gráfico superior, aplicar un coeficiente de 0,2 desviaciones típicas.
Esto equivale a fijar el stop de pérdidas en una franja (pues lógicamente el valor de la desviación cambia con cada nueva operación) que pivota en torno a los 660 euros (3.330 * 0,2).
Los resultados obtenidos con este constructo son bastante prometedores: El beneficio final mejora unos 12.000 euros y el DD desciende hasta los -17.632. Pero eso no es lo más importante. A mi juicio, es mucho más significativo el tamaño de la peor operación, que se reduce prácticamente a la mitad, permitiendo estrategias de position syzing más agresivas.
Por lo que se refiere al Ratio de Sharpe (RS) y las expectativas (EM), en el primer caso obtenemos:
Y, en el segundo:
Como se puede apreciar, las diferencias son bastante prometedoras y justifican que valga la pena profundizar más en esta metodología.
STOPS DE TIEMPO o Time-Based Exits (TBE)
Un práctica habitual en muchas estrategias de salida consiste en asociar el beneficio de la posición a un número determinado de barras. Si, durante el intervalo "x", el mercado muestra poca direccionalidad o se mueve en contra de la posición, entonces se activará el mecanismo de cierre.
Esta metodología es más propia de los sistemas tendenciales de una sola vía (por ejemplo, sistemas de acciones que sólo trabajan el lado largo) ya que permite hacer gestión de cartera asignando recursos a aquellos valores que, en un momento dado, muestran mayor actividad. Pero también encuentra notable aplicación en estrategias intradiarias que tratan de aprovechar las franjas horarias históricamente más favorables de cada mercado. Sobre este particular, recomiendo leer mi artículo Cronogramas para el "day trading".
En principio, y dado el carácter errático de las formaciones de precios, no hay ningún motivo para suponer que un determinado corte temporal sea mejor que otro, ni que el valor idóneo del "temporalizador" obtenido en backtesting vaya a permanecer estable más o menos tiempo. Algunos experimentos (vg. Le Beau, Chande) sobre entradas tanto aleatorias como basadas en reglas simples, con salida en el cierre de "x" días, parecen poner de manifiesto que no existe relación causal apreciable entre el beneficio final y distintos valores del TBE. Con todo, las cosas cambian cuando el stop de tiempo se analiza desde la óptica de la gestión de carteras. Veamos pues, algunos alegatos a favor y en contra del empleo de esta modalidad de stop.
STOP DE BENEFICIOS o Profit Target Stop (PTS)
Fijar objetivos de beneficios muy ceñidos constituye una de las tentaciones más peligrosas del trader novato. En realidad, se trata de una descarada vulneración de una de las pocas reglas que más consenso suscitan y que mejor han resistido el paso del tiempo: "Cortar en seco las pérdidas y dejar correr los beneficios".
Con todo, bajo ciertas condiciones y en determinados tipos de operativa, esta estrategia de salida puede funcionar.
Para saber si el PTS es aplicable a nuestro tipo de sistema, debemos tomar en consideración los siguientes conceptos:
A) Centralidad / Dispersión del histograma de frecuencias. Cuando la secuencia de operaciones se encuentra agrupada en torno a la media y la mediana de la distribución está en terreno positivo, estamos ante un sistema con una desviación típica muy contenida, cuyo beneficio final no dependerá de unas pocas operaciones extraordinariamente buenas. En tal caso, establecer un objetivo de beneficios "razonable" (entre 1,5 y 2 desviaciones) no distorsionará demasiado los resultados y resultará beneficioso (desde el punto de vista del position syzing) al mejorar algo el porcentaje de operaciones ganadoras. Por el contrario, en sistemas tendenciales de baja fiabilidad -que basan su atractivo en ratios W/L muy altos- estaremos dando el beso de la muerte a nuestro sistema al emplear el PTS.
B) Tiempo en el mercado. Al aplicar un objetivo de beneficios relativamente cerrado, el tiempo medio del sistema en el mercado se reducirá considerablemente, salvo que el mecanismo de entrada sea de muy alta frecuencia. Ello acarreará dos problemas no desdeñables: Aumento, quizá innecesario, del número de operaciones y disminución proporcional del tamaño medio de cada negocio. Si este último acaba siendo demasiado pequeño, la robustez general del sistema sufrirá un notable deterioro. En tal caso, no merecerá la pena contemplar la aplicación del PTS.C) Relación beneficio / riesgo. Tal vez este sea el factor más decisivo a la hora de aplicar esta modalidad de stop. Para saber si procede su uso, lo primero será contestar con rigor a la siguiente pegunta: ¿Cuánto gana mi sistema por cada unidad de riego, con y sin el PTS? Supongamos un sistema de ruptura de rangos -como el ya visto en otros artículos- que, en una serie larga de operaciones, muestra un RS (media / desviación) = 0,25. Ello significa que por cada euro que gana necesita arriesgar cuatro. Pero claro, el tamaño medio de las operaciones y su desviación típica raramente evolucionan de manera lineal. Podría darse el caso, de que uno cierre prematuro de las operaciones ganadoras mejorarse algo la desviación, pero al precio de disminuir tanto la media que, aún aumentando ligeramente su beneficio final, el RS acabase siendo peor.
D) Fiabilidad. En general, el porcentaje de operaciones ganadoras tiende a mejorar cuando fijamos un objetivo de beneficios muy ceñido. El motivo es obvio, a medida que vamos bajando el listón del profit target se lo estaremos poniendo más fácil a la estrategia de entrada para alcanzar el objetivo de beneficios establecido.
Veamos el siguiente ejemplo. La estrategia de entrada es muy sencilla:
GetMarketPosition=1 Y GetPositionProfit > StandardDeviation*StdevStop
Donde la variable "StdevStop" es el coeficiente de desviación estándar. Sus valores, en el gráfico inferior, oscilan entre 0.1 y 2, en saltos de 0,01.
Aplicamos el sistema al Futuro del DAX en barras de 30 minutos:
Como pueden ver, con stops de beneficios muy ajustados, la fiabilidad se dispara. Si bien, el crecimiento de los beneficios -debido a ratios W / L muy bajos (o negativos)- sólo puede aumentar cuando vamos aflojando la presa.
¿Adivinan cual sería, en este caso, el valor idóneo del PTS desde el punto de vista de las principales estrategias de position syzing? Se lo digo yo: La intersección entre ambas curvas. ¿Por qué? Sencillo, es la que garantiza un equilibrio óptimo entre crecimiento del equity curve y probabilidad de aciertos.
Con un porcentaje de aciertos que ronda 66%, merece la pena renunciar a parte del beneficio muestral (o sea, con un solo contrato) en la esperanza de poder aplicar estrategias de gestión monetaria mucho más agresivas que conseguirán, a la larga, un rendimiento mejor al ir aumentando el tamaño de la posición. Es lógico, a fin de cuentas, que cuando ganamos con más frecuencia, nos podamos permitir colocar sobre el tapete fracciones de capital más altas.
STOP DE ACOMPAÑAMIENTO o trailing stop (TS).
Es el preferido por la mayoría de los desarrolladores de sistemas y, desde luego, motivos no les faltan. Sin embargo, encierra también algunas trampas que conviene conocer.
Cualquier estrategia TS está formada básicamente por dos componentes:
A) Mecanismo de arrastre. (trail) Cuyo objetivo es seguir la evolución de los movimientos del mercado: Esto se consigue empleando canales de precios, porcentajes de retrocesos, líneas de regresión, curvas de máximos y mínimos, parabólico (SAR), etc.
B) Tipo de stop: Basado en unidades discretas (Puntos, porcentajes) o coeficientes de volatilidad (ATR, desviación típica).
Uno de los TS más característicos de este grupo -y del que ya hablamos, en un pequeño artículo publicado en agosto de 2005- es el conocido como Chandelier Stop (CS): Su trail es la línea constituida por los máximos, mínimos o cierres sucesivos a partir del precio de entrada. La orden en stop cuelga de un hilo como una "lámpara de araña" (de ahí el término "Chadelier") a una distancia variable, establecida en unidades ATR. Por tanto, se trata de un stop dinámico modulado por la volatilidad del mercado.
La sensibilidad del CS se controla mediante dos variables: Número de barras del indicador ATR y punto de disparo (situado a "x" unidades ATR). Las órdenes, por lo general se lanzan en Stop, el cual se irá modificando barra a barra, respondiendo a una fórmula similar a esta:
Donde "HighestHighTrade" es el valor máximo que ha alcanzado el precio de la cotización desde la entrada en el mercado (para largos); y "ATR_stop", es el multiplicador del ATR seleccionado.
En la imagen inferior pueden ver en "camino" trazado por un CS que "persigue" a los pecios a una distancia de dos unidades ATR:
Como podrán observar, se trata, básicamente, de un mecanismo de tendencia conceptualmente similar a una media. Su utilidad, dependerá -como la de todos los stops descritos en este artículo- de modo en que consiga una mejora significativa de la relación beneficio / riesgo en diferentes mercados y "time frames".
Si hacemos caso a autores como Le Beau y Van K. Tharp, esta modalidad de stop resulta especialmente interesante en sistemas tendenciales de largo desarrollo (que realizan muy pocas operaciones y se aplican sobre barras diarias) y, también, en sistemas de una sola vía. Sin embargo, no suele dar buenos resultados en estrategias intrariarias de alta cadencia operativa. El motivo es que la volatilidad intradiaria tiende a disparar el stop con demasiada frecuencia, dando lugar a numerosas salidas improductivas. Relajar el multiplicador del ATR tampoco servirá de nada, pues, en tal caso, lo que procede es una orden inversa.
Bueno, hasta aquí la teoría. Aunque soy consciente de que cada una de estas estrategias de cierre merecería, por si sola, un estudio de varias páginas. Tal vez en otras entregas retome el tema desde un enfoque más cuantitativo y pragmático.
Andrés A. García.
© www.tradingsys.org, 2007.