Durante estos últimos días, he estado buceando en numerosos websites a la caza de algunas quimeras capaces de satisfacer, aunque solo sea sobre el papel, la leyenda del rey Midas al módico precio de unos pocos euros, incluso de regalo, pues subidos en la “mula” y sabiendo cabalgar con paciencia llegamos fácilmente al reino del gratis total. No voy a desvelar aquí mis hallazgos, pues numerosos compañeros de viaje sin duda me acusarían de deslealtad y quien sabe de cuantas otras cosas...
En el delirante universo de los hipersistemas hay de todo: Desde estrategias intradiarias puras, tremendamente intensivas en comisiones y cuyo horizonte es de unos pocos ticks, hasta sistemas tipo swing basados en indicadores exóticos y que prometen retornos inauditos. Capítulo aparte merecen los sistemas para el Forex, algunos parecen auténticos mísiles teledirigidos con potencial para hacernos más ricos que el bueno de Bill G. en unos pocos meses.
Como todos sabrán, en la Red existen numerosos sitios donde se pueden contratar por una pequeña tarifa mensual sistemas de señales capaces de obtener un retorno neto anualizado de hasta el 700%. ¡Por todos los demonios! Mi vieja presunción es cierta, sí señor: Existe una enigmática ONG dispuesta a hacer la vida más agradable a los sufridos inversores. No hay nada más hermoso que la filantropía humana; sobre todo cuando se esparce por la Red de manera tan voluptuosa y universal. ¡Cómo me gustaría desguazar a fondo una de estas maravillas y someter a una exhaustiva batería de pruebas sus sorprendentes reglas!
...Bien dejemos la ironía y la mordacidad en el armario, no sea que alguien nos acuse de insana envidia, y vayamos a los hechos. A día de hoy solo se me ocurren cuatro alternativas para elaborar una bella quimera que de el pego:
Desarrollar un sistema intradiario intensivo en operaciones (y en comisiones, claro). Con una relación entre operaciones positivas y gastos por operación inferior a 1,3:1.
Tomar cualquier sistema tipo swing, relajar al máximo los stops de protección hasta obtener DD superiores al 60% y proceder a una optimización completa en un histórico ridículamente pequeño. Por ejemplo de 3 a 6 meses en barras de 30 minutos.
Darle a la “máquina de hacer billetes” aplicando fórmulas de gestión monetaria de crecimiento exponencial; el Optimal F (o similar) nos vendrá al pelo.
Combinar las tres anteriores estratagemas en el mismo paquetito.
Como entre las estrategias que vienen de regalo en
Visual Chart ya tenemos al menos un sistema clásico que puede satisfacer plenamente el primer requisito (
Velocidad1), buena gana de inventar otra cosa. Antes de continuar, quiero dejar claro que vamos a aplicar este sistema de una manera tosca, inapropiada, retorciendo sus parámetros hasta el límite y únicamente con la finalidad pedagógica con que ha sido elaborado este artículo.
Comenzaremos con una visión panorámica empleando como banco de pruebas el E-mini Russell 2000 en time frame de 30 minutos y en horario de 8 h. A 22,15 h. (hora española). El histórico elegido consta de 25.550 barras (del 25/10/2001 al 19/06/2006).
El sistema cuenta con tres parámetros básicos:
Un trigger de Entrada (PorcBandaEntrada) Que establece el umbral a partir del que se activan las ordenes en stop de compra y de venta.
Un trigger de liquidación (IncrementoStop) Que se añade (o resta) al máximo o mínimo de las últimas nBarras, para determinar los puntos de cierre de posiciones.
El número de barras (nBarras) a considerar para establecer los stops de cierre que se activan con las funciones: GetHighest y GetLowest.
Las reglas de la operativa son muy simples:
(A) Colocar una orden de compra en stop si se verifica la condición: Cierre de la barra actual más porcentaje de entrada.
(B) Colocar una orden de venta en stop cuando se cumple en la barra actual la condición cierre menos porcentaje de entrada.
(C) Emplazar inmediatamente un stop de compra o de venta en los puntos GetHighest y GetLowes más (o menos) los porcentajes de salida.
Como observarán, el sistema sigue básicamente una de las principales premisas del
Random Walk: En un punto cualesquiera del marco temporal elegido existen aproximadamente las mismas probabilidades
de que el movimiento de la siguiente barra sea al alza o a la baja. Es decir, en el horizonte inmediato no hay visibilidad alguna y las ecuaciones del movimiento browniano son las únicas que describen la naturaleza pseudoaleatoria de las formaciones de precios (sobre este particular recomiendo el artículo publicado en esta web: “
Sistemas aleatorios y mercados”)
Así pues, la estrategia consiste en cancelar rápidamente las posiciones perdedoras y preservar mediante stops muy ceñidos los beneficios potenciales.
Bien, dicho esto, queridos lectores, abróchense los cinturones que vamos a despegar:
Caso 1: Veocidad inicial.
Comenzaremos nuestro singular viaje hacia el hiperespacio (...y más allá) con un despegue suave dentro de las lindes de lo “razonable”:
Parámetros: 0.19, 9, 0,24.
El sistema se comporta como otras muchas estrategias tipo swing: Cierra unas 3,5 operaciones por semana, permaneciendo un 95% del tiempo en el mercado. Los beneficios potenciales crecen de manera ordenada (y moderada) y las operaciones perdedoras se cancelan con notable eficacia (considerando la sencillez de las reglas). Esto queda perfectamente ilustrado en nuestro “primer fotograma”:
La media de barras por negocio positivo es de 48,22, mientras que la de barras por cada operación perdedora es tan solo de 13,46. Dicho de manera más elocuente: El tiempo que veremos una bonita línea azul jalonando nuestro gráfico es 3,5 veces mayor que el inmisericorde trazo rojo, responsable del desasosiego y no pocas taquicardias.
Pasemos a la sección de resultados:
Hasta aquí todo normal. El sistema está en línea con otras muchas estrategias tradicionales. Sin embargo, la ganancia anual es algo mediocre y el ratio (o cociente entre beneficio anual y DD máximo) no consigue asomar cabeza por encima de la unidad, condición exigible a cualquier sistema que se precie. Por último, los resultados de los cinco últimos años son considerablemente dispares:
Mientras que en el 2003 se concentran casi la mitad de los beneficios, el 2005 se salda con claras pérdidas y el resto de los ejercicios se cierra sin pena ni gloria. Así pues, queda claro que estamos ante un sistema mediocre que, “calibrado de manera honesta”, no suscitaría el interés de muchos inversores.
Bien, pues agudicemos el ingenio y vamos a hacer que vuele.
Caso 2: Entramos en la troposfera.
En aquellos maravillosos años en que los PCs eran máquinas casi mitológicas que otorgaban a su poseedor cierta aureola de sabiduría, se popularizó una práctica bastante perniciosa y que después se conocería como overclocking extremo. Forzar hasta el límite la velocidad de aquellos venerables procesadores 386SX y 486DX para arañar unos cuantos megahercios entonces tenía sentido si querías disfrutar a tope de aquel estupendo simulador de vuelo con gráficos de 256 colores. La práctica que ahora propongo, se me antoja como una variedad de aquellos pasatiempos de juventud. Vamos a retorcer hasta el límite los parámetros de este sistema.
Propongo: 0,01, 1 y 0,02. ¡Una auténtica locura! Pero observen:
Nuestro anterior “cerdito trotón” se comporta ahora como una "Mona Lisa acelerada". Hemos conseguido superar ligeramente la barrera del 100% de rentabilidad anual. Pero ¿a qué precio? Observen:
¡Uf! Da vértigo ¿No? La media de barras por negocio es ahora de 1,32 y estamos cerrando más de 8 operaciones por día. En el período analizado el sistema lanzó al mercado 14.170 operaciones. Muchas de ellas incluso se cancelaron en la misma barra, generando únicamente comisiones. El siguiente fragmento de nuestra hoja de ruta no tiene desperdicio:
Todas las operaciones con saldo –12$ son resultado de esta desquiciada operativa. Sobre el papel ganamos, pero también hemos creado una máquina de generar comisiones casi perfecta. Si por algún inconfesable arrebato de locura nos decidiésemos a usarla, nuestro broker quedará eternamente agradecido, pues estaremos pagando con un solo contrato por operación ampliamente su sueldo (y, posiblemente, con diez el de toda la agencia). En el intervalo analizado, para obtener unas ganancias más que hipotéticas de 245.250$, habremos entregado de manera inescapable, automática y segura la bonita cifra de 170.040$ a nuestro agente.
...Y Por supuesto, no lo duden ni un momento, el sistema ha sido sometido a una intensa optimización.
Bueno, pues llegados a este punto, deléitense un ratito con la tabla completa de resultados antes de proceder a dejar las cosas en su sitio:
Ahora tenemos una preciosa estadística que empleada con sagacidad puede constituir una perfecta trampa para atrapar incautos. Ya decía el viejo Elder (que como buen psiquiatra debe saber mucho de esto) que las dos pulsiones que mueven los mercados son básicamente el miedo y la codicia. Aquí, como verán, ambos se reparten a partes iguales: Un delirante ratio de 15,33 veces Beneficio/DD y unos asombrosos beneficios anuales de 52.656$ encuentras su reverso tenebroso en las delirantes comisiones y el raquítico beneficio medio por operación cerrada de 17,31$.
Es en este ultimo dato donde reside, a mi juicio, la principal trampa del sistema: A penas queda margen para un slippage mínimamente sostenible. Como seguramente sabrán nuestros lectores, el slippage (o deslizamiento) suele definirse como la diferencia entre los costos de transacción en operaciones hipotéticas y reales. Este diferencial está causado por numerosos factores, entre los que destacan el retardo medio por operación enviada al mercado (que suele oscilar entre unos pocas décimas de segundo y 3-5 segundos en momentos de saturación) y la liquidez del mercado en el que estamos operando. En general, mercados muy líquidos como el ES y el NQ suelen tener un deslizamiento medio muy pequeño (6$-12$) Sin embargo, en el MR, y aún considerando su creciente aumento de liquidez, esta cifra se sitúa en la horquilla 12$-25$. Vemos pues, cómo afectará esta nueva variable a la operativa real con el sistema que venimos estudiando:
Como cabía esperar, considerando el pequeño tamaño medio de cada operación cerrada, la sensibilidad a los deslizamientos resulta extrema. Hasta el punto que nuestra “quimera” se desmorona rápidamente a partir de los 8 dólares, muy por debajo, pues, del umbral requerido para obtener beneficios en la operativa real. Y no se trata en absoluto de que el sistema en sí sea malo, sino de nuestro empeño en forzar la máquina mucho más allá de lo razonable. De hecho, es fácil encontrar soluciones para deslizamientos de 12$ (0,01, 3, 0,37) e incluso para 25$ (0,11, 17, 0,87) que siguen manteniendo un beneficio anual superior al 18%. Eso sí, a cambio de una operativa mucho más tranquila, con una reducción drástica del número de operaciones cerradas.
Caso 3: Saltando al hiperespacio.
Vamos a intentar un segundo abordamiento al imperio del rey Midas. Esta vez de la mano de algunos algoritmos de money management que, como ya hemos visto en otros artículos, pueden ser programados para los sistemas de Visual Chart con relativa facilidad.
Respecto a los parámetros base, optaremos por una solución intermedia, asumiendo un gasto fijo por operación de 18$ (6 en comisiones y 12 en deslizamientos). Por tanto, ajustamos el sistema del siguiente modo:
*Recordamos a los lectores no iniciados que en el E-mini Russell 2000 el valor por punto es de 100$, luego la penalización total debe ser 0,18 (18/100).
Con los parámetros: 0,01, 3 y 0,37 obtenemos una operativa tipo
swing bastante tranquila, tal y como se puede apreciar en la siguiente imagen:
En esta primera “cata” llegamos hasta el 18,09% de beneficio anual, en 1850 operaciones y con un ratio bastante mediocre de 0.97. No importa; somos funambulitas expertos y estamos habituados a los saltos sin red. Bueno, pues capturamos la secuencia de operaciones y la introduciomos en la estupenda herramienta
MSA (
Market System Analyzer 2.0). Ahora podemos jugar a lo grande:
Optaremos por el clásico algoritmo de Ralph Vince
Fixed Fractional. En este método el parámetro clave es el riesgo por operación. Probaremos con un 20%. En tal caso el DD máximo se dispara hasta el 87%, pero no importa; como tenemos “red”, miren lo que se obtiene:
¡Ala...! Hemos llegado al hiperespacio y tenemos en nuestras manos el sistema del millón de dólares. Caramba, ¡Qué proeza! Ahora somos unos auténticos predadores en la tumultuosa jungla de las finanzas. En poco más de cuatro años hemos pasado de operar con un mísero “derivadillo” a poner sobre la mesa tacadas de hasta cien “perolos”. Ya nos codeamos con los grandes y nuestro broker extiende la alfombra y tira de Cohibas cada vez que pasamos por su agencia.
... Y sin embargo, hay un no se qué es este sistema que hace que nos tiemblen las piernas con demasiada frecuencia. ¿Quién (o qué...) será el aguafiestas? Si somos medianamente inteligentes y echamos mano de Montecarlo (el viejo y denostado ponderador de sueños imposibles), rápidamente saldremos de nuestro delirio alucinógeno:
Con un nivel de confianza del 95% (considerado normal para evaluar sistemas) la simulación de Montecarlo elaborada con MSA apunta hacia un DD máximo del 91,16%. O visto de otro modo, existen probabilidades claras de ruina total en un número finito de operaciones. De hecho, incluso en las cien primeras operaciones, nuestro simulador indica una probabilidad superior al 25% de perder la mitad del capital invertido, lo que en la practica suele implicar el abandono de cualquier estrategia.
¿Existen soluciones de gestión monetaria más razonables con este sistema? Naturalmente. Por ejemplo el optimizador de estrategias de MSA (que no tiene nada que ver con los procesos de optimización de parámetros en VC) encuentra una solución óptima, tomando como diana el ratio de Sharpe, en una porción del 3,23% del capital inicial por operación. Lo que nos daría la nada despreciable cifra de 69.942$ de beneficio final, con un DD máximo del 12,60%. Naturalmente, entre un DD del 91% y otro del 12% puede desfilar todo un carrusel de valores intermedios con distintos niveles de Beneficio/Riesgo. Sin embargo, yo siempre tengo preferencia por los beneficios que se obtienen arriesgando la menor cantidad del capital inicial.
Para esto, contamos con otra estrategia de posicionamiento llamada Profit Risk Method que, al realizar el cálculo del porcentaje a arriesgar por operación, diferencia
-con muy buen criterio y para mayor tranquilidad de los inversores menos agresivos- entre capital inicial y beneficios latentes.
Al iniciar la operativa será necesario arriesgar una mayor fracción de capital, la cual deberá ir disminuyendo a medida que el equity curve aumenta. No en vano dice la voz popular que un corte no es serio hasta que no llega al hueso. Ese deberá ser nuestro primer objetivo si queremos sobrevivir en el mundillo de la operativa sistemática (y de la Bolsa en general): cargar el menor riesgo posible sobre el capital inicial; disminuyéndolo incluso hasta cero cuando, transcurridas “x” operaciones, el beneficio acumulado puede soportar por sí mismo el peso de la estrategia.
Considero que todos deberíamos establecer desde el comienzo de la operativa dos líneas rojas muy claras. Por mi parte, hace tiempo que lo tengo claro, y no me pregunten por qué; se trata de un simple juicio de valor:
(A) Abandono un sistema que se traga más de un 20% del capital inicial durante las 100 primeras operaciones. Ese es mi nivel máximo de tolerancia.
(B) Abandono también un sistema que no es capaz de correr sobre sus propios beneficios transcurridas 200 operaciones.
Y confieso que a esta situación ya he llegado en diversas ocasiones. La última aún me está lacerando el bolsillo.
¿Significa esto una actitud pesimista ante el trading sistemático, tal y como ha querido ver algún lector en mis últimos artículos? No, en absoluto. Se trata más bien de la convicción de que no existen estrategias inherentemente ganadoras, por lo que sólo una cartera diversificada de sistemas y, quizá, complementada con un buen porcentaje de capital dedicado a otras modalidades de inversión es capaz de salir a flote en el largo plazo.
... Se mire como se mire, la principal garantía de supervivencia a largo plazo en los mercados pasa siempre por la diversificación.
Andrés A. García
©
Tradingsys.org, 2006