Dicho de manera más elocuente: El combustible de todo sistema VBO es la volatilidad: Da lo mismo la formulación de las reglas, el time frame elegido o el “producto diana”. Si el umbral de volatilidad no es suficiente, el sistema se quedará varado (o a la deriva) en espera de mejores vientos.
Partiendo del concepto de
effective range (ER) ya analizado en
otros artículos vamos a intentar determinar el umbral mínimo de volatilidad a partir del cual el rendimiento de nuestro sistema
SVBreak (y, en realidad, de cualquier sistema VBO) y tiene
expectativas de generar beneficios.
Para ello -y a falta de datos reales- procederemos al tedioso ejercicio de simular la operativa con series de operaciones hipotéticas obtenidas en
backtesting, una vez filtrados convenientemente los parámetros mediante el proceso descrito en nuestro artículo
Sistemas con esperanza positiva (Mayo de 2006) De esto modo, obtendremos datos relativamente fiables sobre el beneficio anual que cabe esperar del sistema en los diferentes rangos anules del ER.
En todos los mercados hemos empleado barras de 30 minutos (en horario de 8 a 22:15 para los productos americanos y completo para los futuros EUREX). Sobre el coste medio por operación, las comisiones aplicadas han sido de 6$ para los contratos mini de CME, CBOT y NYMEX, de 7€ para el futuro del DAX y 5€ para el futuro del Bund. Los
slippages se han estimado
–quizá de manera muy optimista– en el valor (euros o dólares) de un
tick.
CASO 1.- E-mini Nasdaq
Estamos ante un producto paradigmático para calibrar el potencial de las estrategias VBO. En el cenit de la burbuja tecnológica la volatilidad alcanzaba cotas disparatadas, multiplicando el rango de oportunidades de beneficio hasta niveles nunca vistos: Que un simple derivadillo, hacia mediados del año 2000, pudiese nadar en una pecera de más de 3.500$ diarios producía un efecto multiplicador de tal calibre en las estrategias intradiarias, que prácticamente cualquier combinación de reglas y parámetros funcionaba de manera impecable.
Recuerdo que por aquellas fechas asistí en el Palacio de Congresos de Madrid a la primera edición de Bolsalia. La presentación de Terra fue un hilarante ejercicio de prestidigitación en el que se vitoreaba casi a gritos cada nuevo salto en su cotización. Todos estábamos eufóricos, salvo quizá Michael J. Mandel quien, por entonces, seguramente preparaba e marchas forzadas las últimas páginas de su libro The Coming Internet Depresión. (Ed. Española: “La depresión de Internet”, Prentice Hall , 2001) Su contraportada expone de manera lapidaria el siguiente feo oráculo: “Cada era económica está aquejada de una maldición. Los ciclos económicos de la Vieja Economía han sido reemplazados por el ciclo tecnológico de la Nueva Economía. Invertir más dinero en innovación significa un crecimiento más rápido, con baja inflación. Un crecimiento más rápido y un auge del mercado de valores aumentan los incentivos para invertir en innovación...
Pero cuando empiece la caída, hay que estar atentos. Las poderosas fuerzas que han hecho que la Nueva Economía sea tan dinámica se volverán en su contra, primero lentamente, después cada vez más rápido.”
...Y vaya si lo hicieron. Miren el gráfico inferior. En el 2001 el tamaño de la pecera era tan sólo de unos 1000$. Aquellos maravillosos sistemas –subproducto también de la Nueva Economía– empezaron a caer en barrena (a buen seguro, emulando la curva de nuestro sencillo SVbreak) hasta incurrir en pérdidas en los primeros meses del 2002.
¿Qué estaba ocurriendo? ¿Por qué no funcionaban ya aquellas maravillosas máquinas de ganar dinero? Sencillo ahora (entonces inconcebible, claro): Se produjo una abrupta transición de fase entre dos marcoépocas radicalmente distintas: Una expansiva y con volatilidad al alza, otra contractiva y con volatilidad en rápido descenso. Seguir aplicando los viejos sistemas (con los mismos parámetros discretos) era tan inútil como hacer funcionar un programa informático en un sistema operativo incompatible. La “bicha” se negaba tercamente a avanzar, protestaba con inaudibles rebuznos, escarbaba mansurrona en la tierra y casi siempre elegía la vereda contraria.
Nuestro SVbreak cae a plomo hasta mediados del 2003, mostrando a las bravas su disconformidad con la estrechez de las lindes.
... Luego, la marea se detiene (–15.000$ y máximo DD.) Comienza la fase de habituación a las nuevas circunstancias: En los meses sucesivos intenta remontar la embarrada pendiente y, a duras penas, lo consiguen a mediados de 2006. En esta monstruosa melé nuestro sistema logra hacer tablas, poniendo claramente de manifiesto que sus débiles aparejos nunca fueron diseñados para la calma chicha.
Caso 2.- Futuro del DAX.
Estamos ante uno de los productos más favorables para nuestra modalidad de trading: El nominal de este contrato (valor del índice por un multiplicador de 25) ronda actualmente los 150.000€ (189.000$) Los contratos mini del S&P (65.000$), Nasdaq (31.420$) y Russell-2000 (71.000$) tienen nominales mucho más pequeños, lo que no impide a numerosas agencias aplicar prácticamente las mismas comisiones. Así que vamos a recordar lo obvio: Si pagando lo mismo puedo controlar el doble o el triple de dinero está claro que el saldo final del sistema (al menos en lo referente al gasto fijo por operación será mucho más favorable). Dicho de otro modo; cuando compro un futuro del DAX es como si estuviese comprando 3 mini S&P o ¡6 minis del Nasdaq!
Pero eso no es todo, además el ER, aún decreciendo entre los años 2002 y 2005 (y en proceso de recuperación durante este ejercicio), resulta bastante más generoso que en el caso de los futuros americanos.
El SVbreak se comportó de manera excelente durante los tres primeros años, alcanzando un envidiable pico de 75.115€ en 2001. Luego comenzó su acelerado declive hasta agarrarse casi exhausto al rebosadero de la piscina, pero sin llegar a hundirse en el abismo de los números rojos. Nuevamente vemos que la barrera de los 1.000-1.500 dólares de ER se revela como frontera eficiente del sistema. Esta situación volverá a repetirse en los demás casos.
Caso 3.- E-mini Russell 2000
Ya dijimos en nuestro artículo,
Cuando casi todos los sistemas fallan (Mayo de 2006), que este producto es el que mejores expectativas ofrece entre los futuros CME. En primer lugar, por ser el que menores oscilaciones interanuales de volatilidad presenta, lo que conduce –como muestra el ER del gráfico inferior– a una operativa algo más estable.
También hay que decir que su dinámica contractivo-expansiva sigue una pauta diferencial con el S&P y el Nasdaq (lo que hace posible que desde hace varios años se venga empleando como instrumento de arbitraje en algunos sistemas binarios MR <> ES).
Pero el SVbreak no es un sistema de ciclos temporales, sino de volatilidad. Por lo que aquí lo que más nos interesa es comprobar las fluctuaciones del equity curve ante la evolución del ER. Observamos nuevamente clara correlación positiva (el coeficiente de Pearson es de 0,706) entre ambas series de datos.
Caso 4.- Mini Dow Jones
Este producto es uno de los menos apropiados para sistemas intradiarios basados en rangos de volatilidad. En la actualidad tiene un ER que a penas llega a los 800$, por lo que nuestro sistema obtiene unos resultados francamente malos.
La línea de flotación nuevamente queda anclada en el entorno de los 1.000$, pero entre 2003 y agosto de 2006 el caudal es demasiado pequeño. Aunque durante los últimos dos años asistimos a una leve mejoría, por ahora no interesa.
Caso 5.- Mini del Petróleo.
Aquí se reduce la barrera de los 1.000$, pues el dinamismo de la volatilidad dibuja una curva mucho más predecible. Como los cortes temporales del ER no se ven perturbados por buscos descensos de la volatilidad, el escaso “viento de levante” se aprovecha bien y el sistema no incurre en pérdidas.
Los resultados no son como para tirar cohetes, si bien el tamaño del contrato es relativamente pequeño y el DD. obtenido en las pruebas realizadas es el menor de todos los mercados analizados.
Caso 6.- Futuro del Bund
Aquí las cosas sencillamente no funcionan. Las fluctuaciones de volatilidad son muy pequeñas y, en consecuencia, el empleo de una estrategia tipo VBO no parece apropiado. Seguramente otros sistemas de tipo continuo basados en indicadores tendenciales podrán aprovechar mejor los movimientos de este mercado.
Las variaciones anuales del ER son bastante homogéneas, pero en ningún caso sobrepasan la frontera eficiente del SVbreak que, como ya hemos visto en casos anteriores, se sitúa de manera bastante consistente en el número mágico de los 1.000€.
Conclusiones:
Los sistemas basados en la ruptura de bandas de volatilidad necesitan un nivel mínimo de activación para generar beneficios.
Una adecuada elección del mercado es un factor critico y determinante en la aplicación productiva de un sistema. No hay estrategias inherentemente ganadoras, sino más bien combinaciones acertadas del binomio sistema /mercado.
Los sistemas VBO requieren un ajuste progresivo de los parámetros (en particular de los triggers de entrada y salida) ante la evolución de la volatilidad en las distintas marcoépocas. Tal vez el empleo de parámetros dinámicos resulte una opción acertada; quizá la probemos más adelante.
El effective range sirve para calibrar con cierta eficacia la frontera eficiente de un sistema: Nos indica que mercado elegir y cuándo es conveniente detener la operativa.
Andrés A. García.
© Tradingsys.org, 2006