Quienes buscan estrategias perfectas se equivocan. Quienes dan un paso más y afrontan el trading sistemático como un negocio, con las mismas reglas contables que la churrería de la esquina, tienen alguna posibilidad de éxito. No hay ningún secreto; el arte -y el drama- de la especulación financiera se acomoda fielmente al principio de conoce tu oficio y echa un ojo a tus competidores.
Si no estás de acuerdo en esto, no sigas leyendo. Lo que viene a continuación no te será de ninguna utilidad. Pero si crees que gestionar tu propio dinero en los mercados es lo mismo que gestionar cualquier negocio, entonces recapitulemos:
¿Cuál es mi negocio? En todo negocio se arriesga un capital, se ofrecen productos y se procura obtener algún beneficio a cambio de ellos. Si el beneficio obtenido satisface nuestras expectativas y nos permite vivir de manera confortable (¡Ojo! No es lo mismo que hacerse súbitamente rico), entonces diremos que estamos ante un negocio rentable. Asumiendo lo anterior, nuestro negocio es el conjunto de tecnologías, estrategias, conocimientos y dinero (noten que he puesto este término en último lugar) que ponemos sobre la mesa de los mercados en cada sesión bursátil que decidimos operar. Está claro que ofrecemos un producto -posiblemente tan incierto como las tablillas de apuestas en el tapete de un casino- pero ese producto se negocia, casi siempre de manera instantánea, y obtenemos como resultado un beneficio o una pérdida.
Reinterpretemos algunos conceptos desde la óptica del negocio:
— Plan de trading. Querido lector: tu empresa es tu plan de trading. Y ese plan tiene un valor contable inicial; el conjunto de la inversión necesaria para un determinado tipo de operativa, y unas expectativas de crecimiento; el beneficio esperado descontando todos los gastos posibles. Pero por desgracia -y al no manejar productos tangibles sujetos a una tasación objetiva- la valoración de tu negocio incluye -sobre todo al comienzo y cuando no existe una historia que lo avale- enormes espacios de incertidumbre: ¿Cómo cuantificar las estrategias empleadas en el conjunto de una cartera? Y algo aún más difícil: ¿Cómo evaluar el "buen hacer" del trader para operar de manera eficiente dichas estrategias?
Por plan de trading entiendo:
a) Horizonte temporal de la inversión y previsión realista del beneficio esperado para un marco mínimo de unos cinco años.
b) Distribución de activos en función del capital inicial, de los mercados en los que se realizará la operativa y del tipo de estrategias empleadas.
c) Implementación de todas las tecnologías necesarias para operar de manera eficiente.
d) Elección de los intermediaros financieros más adecuados: Lo ideal es tener más de un broker.
e) Diseño de planes de contingencia para prevenir errores y fallos técnicos.
f) Adquisición de las competencias necesarias para operar. Más allá de cursos, libros y webs de finanzas, lo que se impone es el "self-learning": Una actitud positiva y activa hacia el aprendizaje permanente en un proceso continuo de capacitación personal que no terminará nunca.
g) Preparación psicológica: Capacidad para interactuar con solvencia en entornos complejos, con información siempre imprecisa y asumiendo fuertes dosis de incertidumbre en la toma de decisiones críticas.
h) Diseño protocolos de calidad que permitan evaluar periódicamente el pan de trading; detectar ineficiencias, corregir errores y diseñar procesos de mejora.
i) Disponibilidad horaria para trabajar en tu empresa: A tiempo parcial, a tiempo completo.
j) Asignación realista del beneficio esperado: ¿Qué porcentaje me permite salvar gastos y obtener un determinado nivel de ingresos y a qué nivel de riesgo? ¿Cuánto debo reinvertir? ¿Cuánto puedo repartir (si hay terceras personas)?
— Sistemas. Los sistemas son los engranajes de la máquina. Se pueden automatizar algunos procesos de toma de decisiones, de tal modo que ofrezcan estadísticas contrastables con otras estadísticas, y estas a su vez con otras, en un bucle infinito que tal vez no nos lleve a ninguna parte.
Pero, en realidad, aun eso es mejor que nada. Cuando hablamos de sistemas, se impone recordar dos conceptos: El binomio sistema /mercado y el binomio sistema / persona. El primero nos habla, de forma más cuantitativa y precisa, de la manera en que un conjunto de reglas -diseñadas ad hoc- pueden desenvolverse en una serie de históricos de cotizaciones. Pero el segundo, aún más importante, enfrenta los fríos datos estadísticos a "la medida de todas las cosas": Tú mismo, amigo lector.
Un sistema, o portfolio de sistemas, puede ser bueno desde un punto de vista formal, pero completamente inoperable desde la psicología del trader. Es algo así como un zapato a la caza de una Cenicienta que lo calce. Unas veces el problema estará en su alto DD., otras en su baja cadencia operativa, otras en su frecuencia de aciertos, etc.
Da igual, y acepta por principio este lema: Si no puedes con el sistema, no permitas que el sistema te pueda a ti. Busca otro. Una secuencia típica del proceso de adaptación sería:
Te daré alguna pista:
- Si en operativa real sientes una necesidad creciente de corregir manualmente algunas operaciones. Entonces, parpadea la primera señal de alarma: Luz amarilla.
- Si en operativa real piensas que es mejor dejar desconectado el sistema en determinadas sesiones. Esa luz parpadea con mayor intensidad.
- Si, en algún momento de tu operativa real, lo que hace el sistema se convierte en una cuestión personal y hasta te roba el sueño. Luz roja. El binomio sistema / persona no es compatible, al margen de cualquier otra consideración.
— Diseño de carteras. Un sistema, por muy prometedores resultados que ofrezca, no es nada si no está integrado en el conjunto de un portfolio bien estructurado. El mejor ariete para penetrar el insondable arcano, aun entre tinieblas, es una cartera robusta y muy diversificada. La principal ventaja que nos aporta la operativa sistemática es que contaremos con algunas formas de diversificación adicionales; y esto nos permitirá modular la relación sistema / operador / mercados de muchas formas distintas:
Un adecuado conocimiento de técnicas avanzadas de gestión de carteras contribuye a modular prácticamente a la carta los dos elementos de la ecuación riesgo / beneficio. Más que sistemas prodigiosos que prometen beneficios estratosféricos, asume amigo lector que el trading de sistemas como actividad profesional solo tiene sentido en el nivel de cartera.
En este nivel no encontraremos carteras inherentemente ganadoras ni perdedoras, sino vehículos de inversión estructurados de tal modo que respondan a las características de un determinado inversor tipo: capital disponible, aversión al riesgo, horizonte de la inversión, tiempo dedicado a la operativa, tecnologías empleadas, conocimientos y aptitudes personales, etc.
— Implementación. No hay bussiness plan que se precie que no cuente con un detallado calendario de implementación. Aunque dispongamos de un generoso capital inicial no conviene iniciar la operativa en real invertidos al 100%. Existen numerosos motivos estratégicos e incluso psicológicos que aconsejan una aplicación gradual de los recursos en diversas etapas que deberán estar bien establecidas de antemano.
Pongamos un ejemplo; partiendo de un capital inicial dado podemos articular nuestro proceso de implementación en las tres siguientes etapas:
— Investigación e Innovación. Con esto entraríamos en el capítulo de lo que denominamos ciclo de producción de sistemas, cuya principal premisa es la necesidad de estar desarrollando permanentemente nuevas estrategias y metodologías para responder a de dinámica de unos mercados en continuo proceso de cambio.
Ya hemos dicho en repetidas ocasiones que ningún sistema, incluso con reglas adaptativas e impecables estadísticas, nos va a durar siempre. La vida media de una estrategia no va más allá de 18 a 24 meses. Transcurrido este tiempo, lo más probable es que entre en un período de degradación y estancamiento caracterizado por una gradual pérdida de sensibilidad a los movimientos de las formaciones de precios.
El motivo es que los ingredientes con los que fue elaborada nuestra fabulosa fórmula magistral se han quedado obsoletos. A fin de cuentas, al diseñar la lógica de un sistema realizamos inferencias sobre patrones, regularidades y proceso cíclicos que observamos en un histórico de datos de una longitud determinada; y lo hacemos con la esperanza de que aquello que capturan o filtran sus reglas seguirá apareciendo en el futuro. Pero, ¿por cuánto tiempo?
Un ciclo de producción es un protocolo que nos indica todos los pasos para producir, evaluar, modificar, parar y reemplazar sistemas de manera ininterrumpida y rutinaria. Algo similar a lo que hace el departamento de innovación y desarrollo de cualquier empresa tecnológica: Invertir ingentes cantidades de tiempo y recursos humanos en el desarrollo de productos mejores, novedosos, eficientes y competitivos.
Andrés A. García.
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