Que un sistema alterne rachas ganadoras y perdedoras de amplitud variable es lo normal. Que estas sean impredecibles y difíciles de controlar, incluso con las mejores técnicas de diversificación, también entra dentro de lo normal. Pero que nuestro flamante sistema, sometido a todo tipo de perrerías en backtestig y walk-forward, comience a rodar sin frenos por el precipicio de los números rojos a los pocos días de comenzar la operativa, es algo que debería preocuparnos, y mucho.
1.- Drawdown (DD) versus equity. Las cifras, por sí solas, no dicen nada si no se ponen en relación con algo. Cualquier DD puede parecer una desmesura, cuando el tamaño de la cuenta es pequeño, o cuando estamos en los primeros compases de la operativa; y, sin embargo, resultará bastante contenido desde la óptica menos restrictiva de una gestión de carteara suficientemente capitalizada y diversificada.
En una primera aproximación, interesa saber cuanto pierde un sistema en relación al tamaño dinámico de la cuenta (equity curve). Para ello, debemos tomar en consideración el Ratio entre ganancia media anual y DD máximo (DDm) de la serie. En este caso, estaremos ante tres escenarios posibles:
R > 1: Nuestro beneficio anual se sitúa, en promedio, por encima de la racha más calamitosa de la serie. Esto, no implica que todos los años ganemos, pero sí que los beneficios llegarán de manera más regular y predecible. Particularmente me gustan ratios superiores a 2 en backtesting y toleraría sin demasiados remilgos coeficientes de 1,3 a 1,7 cuando me presentan -raro ejercicio de realidad- un track-record perfectamente avalado por los extractos del intermediario financiero. Como cada vez que nos enfrentamos al data-mining (o descarado maquillaje estadístico), ratios muy altos (7, 9, 12... ¡Uf, que prodigio!) sólo conseguirán levantarme un terrible dolor de cabeza al pensar compulsivamente en:
R = 1 (o muy próxima): El sistema pedalea bien, pero le falta fuelle en las subidas o no sabe acariciar prudentemente el freno en los descensos. Quizá, y a falta de otros muchos análisis, el "chiquito" sea bueno en un velódromo, pero no me gustaría tenerlo como compañero en la etapa de los Lagos de Enol. Con ratios de este tipo prefiero no echar ninguna tablilla en el tapete.
R < 1. Pues mire usted, con su pan se lo coma y todos en paz. El problema aquí no reside tanto en que con valores por debajo de la unidad se gane mucho o poco dinero, sino en lo que estamos arriesgando de manera casi segura contra un más que hipotético beneficio. Supongamos un sistema con BME (beneficio medio anual ) de 20.000$ por contrato y Ratio de 0,6. El DDm. será de 33.000$, como "caso límite". Pero eso no impedirá que, al analizar la distribución de resultados, también encontremos otros muchos DDs. "menores" de 30.000$, 25.000$, 20.000$, etc. con frecuencia creciente. ...Realmente habrá que tener unos nervios de acero (y una cuenta generosamente capitalizada) para soportar tantos latigazos sin pestañear. En resumidas cuentas, considero una auténtica osadía trabajar con sistemas que tienen DDs. superiores a la expectativa anual de beneficios.
2.- Drawdown versus mercado. Dado que el valor en puntos de los mercados en que operamos se expande y se contrae de manera cíclica pero, por desgracia, impredecible. No implica lo mismo obtener, por ejemplo, un DD. de 20.000€ cuando el futuro del IBEX estaba en los 6.000 puntos que ahora que lucha denodadamente por el soporte de los 15.000.
En el primer caso, una pérdida máxima de ese tamaño, equivale a tragarse, enterita y sin pestañear, una corrección del 33,3% del IBEX. En el segundo caso, equivale a un "algo más discreto", aunque lacerante, retroceso del 13,3%. Las estadísticas del sistema son ciegas en este punto, pero nosotros, afortunadamente no deberíamos serlo. Cuando un sistema es robusto y consistente, el porcentaje que pierde en relación a su mercado de referencia, debería ser estable en el tiempo. En otras palabras, un buen sistema que retroceda, como máximo, un 13% del tamaño del mercado, en una determinada época, deberá seguir haciendo aproximadamente lo mismo en épocas sucesivas. Conviene, por tanto, analizar cuidadosamente el DDm. año a año, en relación al tamaño del mercado.
3.- Drawdown versus peor operación. Mucho más que el DDm. importa, a nivel estadístico, el tamaño de la peor operación, y, más aún, la distribución de frecuencias de las peores operaciones en el rango que va de una a dos desviaciones típicas. ¿Por qué? Muy sencillo, el ratio riesgo-recompensa (RRR), como ya vimos en nuestro artículo sobre el Equity curve, disminuye a medida que la pendiente de la curva de beneficios se hace más irregular. Por tanto, no es lo mismo llegar a un DDm. en 5 operaciones que en 12 o en 24, del mismo modo que no duele tanto deslizarse con suavidad por una larga pendiente que caer abruptamente por un precipicio. Aunque las estadísticas indiquen que en los tres casos DDm. y beneficio final son similares, las consecuencias, desde la óptica de la gestión monetaria, serían muy diferentes en ambos supuestos.
4.- A nivel psicológico -e instrumental- toleraremos mejor aquellos sistemas cuyo ratio: Tiempo en DD / Tiempo en máximos, sea el menor posible, con independencia de lo que indiquen los demás estadísticos. Una serie prolongada de pérdidas, jalonada por esporádicos avances de la curva de beneficios, recuerda el bello mito de Sísifo, condenado a arrastrar, lenta y penosamente, su pesada piedra hasta lo alto de la sima para luego dejarla caer, una y otra vez, en un bucle infinito. En realidad, todos los sistemas emulan, de algún modo, esta metáfora existencial del esfuerzo inútil durante rachas más o menos prolongadas. Pues bien, hagamos, al menos, que el hijo de Eolo tenga que recorrer una pendiente lo más corta posible. Quizá los sistemas tendenciales a largo, con su escasa fiabilidad lo tengan más difícil. Pero, en cualquier caso, si una estrategia consume, en promedio, más del 95% del tiempo en dibujar nuevos máximos, seguramente merecerá una revisión en profundidad.
5.- Taxonomía de DDs. Cuando interesa conocer, en detalle, la distribución completa de DDs. en una serie larga de operaciones, resultará muy útil agrupar las rachas perdedoras en rangos y frecuencias partiendo de tres variables fundamentales: Profundidad, número de operaciones y duración. Veamos un ejemplo:
Profundidad: Siempre en relación al tamaño de la cuenta. (Un DD. del 3% con un Equity Curve (EC) de 30.000$, supone perder 900$, pero con un capital de faena de 100.000$, la pérdida ascendería a 3.000$). Al emplear series largas de operaciones, todo incremento / decremento del EC debe expresarse en porcentajes. Solo así podremos realizar inferencias precisas sobre lo que está haciendo nuestro sistema al comparar los datos puntuales de la operativa con el EC o con el tamaño del mercado (cotización * valor del punto).
Número de operaciones. Importa -y mucho- conocer cuantas operaciones son responsables del desaguisado, así como las operaciones necesarias para salir de cada DD. Si queremos una estimación precisa, la fórmula indicada será:
N = entero [DDa / ( F * BM - (1 - F ) * PM)] + 1
Donde:
DDa = DD actual.
F = Fiabilidad, probabilidad de aciertos.
BM = Beneficio medio.
PM = Pérdida media.
Ejemplo:
DDa = 1.500$
Fiabilidad = 48%
BM = 390$
PM = 195$
N = [1.500 / (0,48 * 390 - 0,52 * 195)] + 1 = 18 operaciones.
Días en DD. Una vez en la cárcel de los números rojos, no conviene ponerse nerviosos. Somos jugadores profesionales y hay que demostrarlo. Cada vez que la curva de beneficios alcance un nuevo pico, saldremos a la calle. Pero no hay que olvidar nunca, que en este endiablado juego siempre estaremos en libertad condicional...
El siguiente paso, será realizar la "taxonomía" propiamente dicha o análisis de frecuencias.
Para ello establecemos rangos en puntos porcentuales:
Una simple ojeada al gráfico nos pondrá sobre la pista de tres cuestiones fundamentales:
6) ¿Qué hacer ante un DD prolongado y profundo? Pues qué quieren que les diga.
7) ¿Existen estrategias para minimizar los efectos de un DD prolongado? Sí, y son las mismas que rezan para cualquier cartera de renta variable. Sin embargo, diversificar en mercados / sistemas con baja correlación, es muy difícil; para qué engañarnos:
Alternativas para una cartera modesta:
En el primer caso, obtenemos un coeficiente de determinación excelente, tras cruzar los resultados diarios (de 400 sesiones), al combinar los contratos de la forma indicada en la tabla. Coeficientes de determinación más altos implican picos y valles más suaves sobre la línea de regresión lineal de la curva de beneficios y, en consecuencia, DD menores. Con todo, esto no significa que en esta solución el beneficio final sea mayor (De hecho el mayor beneficio se obtuvo en la solución 2).
En el segundo caso, se obtiene un beneficio mayor, pero a costa de empeorar notablemente el riesgo medio de la cartera.
Por último, en el tercer supuesto, la combinación de contratos arroja -en la secuencia diaria analizada- un DD y un beneficio final bastante más flojos.
B) Adicionalmente, también podemos mejorar la diversificación eligiendo rangos horarios diferentes para cada sistema/mercado. Sobre este particular ya hemos hablado de manera extensa en nuestro artículo Cronogramas para el day-trading.
C) Una combinación de sistemas tendenciales y antitendenciales. En muchos libros se da por hecho que los sistemas de anticipación son, en promedio, de peor rendimiento que los sistemas de seguimiento, pero esto aquí no importa. Pues lo que cuenta es obtener una curva lo más suave posible a partir de una distribución de estrategias / mercados con baja correlación, considerado, además, un capital inicial que no permite demasiadas florituras.
8) ¿De qué va eso del DD "intra" y "post" operación? Podría darse el caso de que una operación "finalmente ganadora" pasase, al evolucionar barra a barra, por DDs. tremendamente indigestos. Algunas plataformas de trading tomarán buena nota en sus estadísticas de estos DD intermedios, otras no. El DD "intra" es un buen estimador del riesgo real durante el tiempo que una operación está abierta. ¿Pero es, en la práctica, verdaderamente relevante? Como de costumbre, no hay una respuesta sencilla. Todo depende de la modalidad de operativa:
9) El DD compuesto o de cartera es, sin lugar a dudas, el más relevante. Y lo mejor es que no tenemos que hacer nada, lo calcula puntualmente la agencia por nosotros en forma de extracto diario. Una serie larga (o track record) de movimientos de la cuenta sistemática vale su peso en oro, pues ofrecerá un diagnostico objetivo -e inapelable- de lo que nosotros y nuestros dispositivos tecnológicos somos capaces de hacer con nuestro dinero. Aquí no importan las pinceladas ni los juegos de color. Lo que interesa es el gran cuadro: La imagen lacerante y sin tapujos que nos devuelve el espejo de la realidad cada mañana. Toda la sesión concentrada en una cifra. Minimalismo extremo, pero de incuestionable calidad.
Bueno, pues recomiendo encarecidamente -si es que no lo hacen ya- que se limiten a escribir en una hoja Excel estos "numeritos mágicos" y contemplen la evolución de su equity curve y su DD. en un precioso gráfico como este:
Y respondan con sinceridad:
Si esto es así, adelante. Su cartera de sistemas lo esta haciendo (de momento) realmente bien. En caso contrario, procederá un replanteamiento sosegado de la estrategia global.
10) Poco más tengo ya que decir. Solo que: Nada es lo que parece y nada permanece igual en el tiempo. Lo que funciona hoy, puede dejar de hacerlo en cualquier momento. Eso es algo con lo que hay que vivir durante toda nuestra operativa. Pero, claro, como siempre, ya lo sabíamos...
¡Venga, hasta otra! ...Y el topicazo de siempre:
Feliz verano y buena suerte.
Andrés A. García.
©Tradingsys.org, 2007.