El
objetivo de este trabajo es analizar el impacto de la inflación en los distintos
sectores de la economía y tipos de acciones, así como la construcción de una
estrategia rotacional que utilice como mecanismo de asignación de activos la
evolución de la inflación en el medio y largo plazo.
INTRODUCCIÓN
Al diseñar carteras de acciones con
un horizonte temporal indefinido nuestro principal objetivo ha de ser la
preservación del capital, para lo que es imprescindible obtener rentabilidades
superiores a la inflación. Esto no siempre es sencillo dado que la inflación experimenta
cambios de régimen difíciles de predecir que afectan de forma compleja y
desigual a los distintos sectores de la economía. A efectos prácticos, más que
los cambios reales en la inflación, nos interesa el estudio de sus expectativas
a medio plazo. Es decir, si se está descontando un escenario ligeramente
alcista, un elevado repunte o una situación deflacionaria.
El primer escenario suele ser el
más frecuente y no es malo para los mercados financieros. De hecho, diversos
estudios muestran que una pequeña inflación controlada que asciende por una
pendiente del 2-3% anual estimula el crecimiento económico y la creación de
empleo. En esta situación las políticas monetarias se mantienen estables y los
mercados de renta variable experimentan un crecimiento sostenido superior al de
la renta fija. El escenario de un fuerte repunte de la inflación puede
perjudicar a la actividad económica al suponer una pérdida del poder
adquisitivo de la población, lo que desincentiva el consumo y el ahorro. Las
políticas monetarias podrían orientarse hacia un horizonte de incremento de
tipos que imprima un sesgo bajista a la renta variable. Por último, una
situación deflacionaria, generalmente asociada a momentos de recesión
económica, es el peor de los tres escenarios; implica estancamiento económico,
reducción de la demanda y pérdida de empleos. Un ejemplo de esto fue la llamada
“década perdida” en Japón (1990-2001) que lastró la economía de este gigante
asiático. Se podría pensar que una caída progresiva de los precios, acompañada
de políticas monetarias de estímulo a la economía, es buena para la inversión a
largo plazo. Sin embargo, el problema está en que es imposible saber cuánto más
van a caer los precios y cuándo comenzará la reactivación.
Teniendo esto en cuenta, cabe
diseñar una cartera dinámica que tome el nivel de inflación como criterio de
asignación, alternando entre los activos que mejor comportamiento histórico
tengan en cada uno de los tres escenarios.
DINÁMICA DE LA INFLACIÓN Y CAMBIOS DE RÉGIMEN
Una de las principales propiedades de la inflación es que experimenta cambios de régimen persistentes en el tiempo y que afectan a la dinámica de los mercados. Si observamos el gráfico de la tasa de inflación en EE.UU. durante los últimos 100 años vemos que los períodos inflacionarios son mucho más frecuentes que los deflacionarios, situándose la media en torno al 2.5%:
Durante los primeros 60 años
(1920-1980) se suceden variaciones de enorme amplitud que coinciden con la Gran
Depresión, la II Guerra Mundial y la crisis del petróleo. Pero a partir de los
años 80, la volatilidad es menor. Parece que los bancos centrales con sus
políticas monetarias están aprendiendo a controlar estas crisis.
Según diversos estudios se pueden
identificar cuatro regímenes generales:
Un buen estimador para determinar el impacto de la inflación en las diferentes clases de activos es la “beta de la inflación” (BI) que compara el retorno de las distintas clases de activos con los cambios en la inflación en un periodo dado. Por ejemplo, una BI de 2 indica que el retorno de un activo se incrementa a un ritmo del doble de la inflación. En la siguiente tabla se muestra la BI de diez clases de activos en el período 1970-2020.
Fuente: “On Inflaction”, Verdad.
Según esta fuente solo las commodities
y el oro son una inversión rentable en los períodos de incremento de la
inflación, siendo la diferencia respecto del periodo total de 50 años
claramente positiva. En el resto de los activos la diferencia es negativa. Si
bien la inversión inmobiliaria y los TIPS a corto plazo mantienen beta
positiva, por lo que ofrecen alguna protección en escenarios de fuerte
inflación. En el otro extremo, los activos con peor rendimiento son los
mercados de acciones y la renta fija.
En el caso de las acciones
existen grandes diferencias por sectores y tipos. Para estudiar su sensibilidad
a la inflación necesitamos un indicador adelantado que nos muestre las
previsiones a medio y largo plazo. En el caso de la economía norteamericana el
más empleado es el Índice de Expectativas de Inflación de la Universidad de
Michigan (MICH) que realiza dos tipos de previsiones; a un año (el más seguido)
y a 5 años.
El MICH básicamente tiene el formato de una encuesta a los consumidores que se centra en tres áreas; finanzas personales, condiciones comerciales y poder adquisitivo. La periodicidad es mensual y se dispone de series desde 1978. Con esta encuesta es posible evaluar la dinámica de precios (subir, bajar, permanecer estables) que esperan los consumidores para el próximo año. El índice tiene una buena correlación con otros estimadores del IPC. Si bien, como podemos apreciar en la imagen inferior, experimenta unas fluctuaciones menos bruscas que las de la inflación real.
En la siguiente tabla mostramos las estadísticas básicas del MICH:
MEJORES ACTIVOS SEGÚN SENSIBILIDAD A LA INFLACIÓN
Seguidamente procedemos a un
análisis empírico para determinar la sensibilidad a las expectativas de
inflación de los tipos de acciones y sectores de la economía estadounidense. Los
regímenes de inflación a evaluar mediante los datos históricos del MICH serán:
Establecemos los 3 puntos -valor
de la mediana- como frontera entre las marcoépocas de alta y baja inflación
establecidas en base a expectativas a un año.
En el estudio emplearemos la aplicación Portfolio123 para simular la creación de carteras que respondan a la siguiente tipología:
1) Estilos:
Crecimiento
Baja
volatilidad
Momento
Calidad
Sentimiento
Valor
Combinación
equiponderada
2) Sectores:
Materiales
básicos
Comunicaciones
Consumo
discrecional
Productos
básicos de consumo
Energía
Finanzas
Salud
Industria
Tecnología
Servicios
públicos
Sector inmobiliario
3)Subsectores
Empresas representativas de los 90 principales subsectores de la economía estadounidense según el modelo de clasificación RBICS (FactSet Revere Business Industry Classification System).
Parámetros de la simulación:
Universos:
- Empresas del
Russell 3000 para estilos y subsectores
- ETFs más
representativos para los sectores
Ventana
temporal: 2001-2022
Máximo de
activos en cartera: 20
Rebalanceos:
Mensuales
Modelo de asignación: Equiponderado
ESTILOS DE INVERSIÓN
Existen diferencias sustanciales
entre estilos. Algunos, como la “combinación equiponderada” y la “baja
volatilidad” tienen un rendimiento aceptable en regímenes de baja-moderada
inflación y aguantan bastante bien los períodos de inflación alta (>3).
Mientras que otros, como “crecimiento”, “calidad” y “momento” incurren en
pérdidas si la inflación se mantiene alta en períodos prolongados.
En la tabla inferior podemos ver el resultado de nuestra simulación para los dos escenarios:
Estrategia basada en estilos:
Si construimos una estrategia basada en la alternancia de los estilos de “baja volatilidad” y “sentimiento” según el régimen dominante de inflación, obtenemos el siguiente resultado en un histórico de 22 años:
SECTORES DE LA ECONOMÍA
En la literatura académica
existen estudios empíricos de amplio espectro en los que se analiza el
comportamiento de los diferentes sectores y subsectores de la economía en
diversos escenarios de inflación. El tema es muy amplio, por lo que nos
limitaremos a resumir algunas de las conclusiones y pasaremos a verificar
algunos hechos estilizados sobre los que existe cierto consenso:
En la tabla inferior mostramos el comportamiento de los principales sectores de la economía estadounidense en regímenes de alta y baja inflación. Para realizar este estudio hemos utilizado el ETF más representativo de cada sector:
En términos de rentabilidad
ajustada por riesgo, los mejores ETFs para invertir en los largos periodos de
baja inflación son XLY, XLI y XLB, mientras que para los escenarios,
históricamente más breves, de alta inflación destacamos: XLP, XLU, XLE y VNQ.
Estrategia básica con
sectores:
Seguidamente mostramos el resultado, en un histórico de 22 años, de una cartera rotacional en la que se alternan los sectores de consumo discrecional (XLY) y productos básicos de consumo (XLP) cuando la previsión de inflación a un año (series mensuales del MICH) está por encima o por debajo de los 3 puntos.
Vemos que este sencillo mecanismo
rotacional consigue sortear razonablemente la inflación y bate al mercado en
periodos largos. Destacamos sobre todo la contención del DD que no rebasa en
ningún momento el 40% frente a un DD máximo del benchmark superior al
55%.
SUBSECTORES DE LA ECONOMIA
Para determinar mejor el impacto
de la inflación procedemos a un análisis de los diferentes subsectores en los
dos escenarios de inflación descritos. Utilizaremos ETFs representativos de más
subsectores y la clasificación RBICS de las empresas estadounidenses.
En la siguiente tabla podemos ver el rendimiento de 30 ETFs en los regímenes de alta y baja inflación y el comportamiento relativo del conjunto del mercado (SPY).
Los ETFs que mejor protegen de un
aumento en las expectativas de inflación invierten en empresas del sector de la
salud (XLP), inmobiliario (VNQ), energético (XLE), biotecnológico (IBB),
productos básicos de consumo (XLU) y servicios públicos (XLU), mientras que los
que tienen un mejor desempeño en escenarios de baja volatilidad son los
relacionados con el consumo discrecional (XLY), Internet (FDN), industria
(XLI), aeroespacial (ITA) y materiales (XLB).
Estrategia basada en ETFs
Si construimos una estrategia rotacional dinámica basada en los 5 ETFs mejores para alta y baja inflación y balanceamos mensualmente obtenemos los siguientes resultados:
Vemos que la estrategia
resultante tiene un comportamiento consistentemente mejor que el del mercado,
obteniendo una rentabilidad anualizada entre 1998 y 2022 que prácticamente
duplica al S&P 500 y un drawdown mucho más contenido (36,81%). Por lo que, en
mi opinión, un portfolio basado en este enfoque puede ser una buena alternativa
de inversión de tipo “todo terreno” y pensado para el largo plazo.
Seguidamente ampliamos nuestro
estudio a las empresas estadounidenses pertenecientes a los subsectores del
catálogo RBICS. FactSet
RBICS es un sistema estructurado de clasificación de empresas ampliamente
aceptado por la comunidad financiera. En nuestra simulación ofrecemos el
listado de subsectores tal y como aparecen en la plataforma Portfolio123.
La lista aparece ordenada en función de su sensibilidad a la alta inflación y el benchmark de contraste es el Russell 3000:
Los subsectores con mejor
comportamiento en escenarios de previsiones de inflación al alza son los de
producción de alimentos y bebidas (FOODDRINKMFR), refinado, almacenamiento y
transporte de energía (MIDSTREAMENERGY), servicios de soporte a la salud (HCARESUPPORT),
biofarmacéuticas (BIOPHARMAOTHER), seguros (INSURANCE), servicios energéticos (ENERGYUTIL),
venta al pormenor de automóviles (AUTORETAIL), inversión inmobiliaria (REIT),
atención al paciente (PATIENT CARE) y servicios de transporte de mercancías e infraestructuras
(TRAINTRUCK).
En el otro extremo, las
industrias con mejor desempeño en escenarios de baja y media inflación son: Software
(SOFTW), servicios médicos generales (MEDDEVICESGEN), otros productos médicos (MEDDEVICESOTHER), servicios de soporte a la salud (HCARESUPPORT),
fabricación de maquinaria (MACHINE), productos químicos especiales y de alto
rendimiento (CHEMSPECIAL), distribución y venta de energía (DOWNSTREAMENERGY),
consumo minorista (RETAILOTHER).
Estrategia
basada en RBICS
Finalmente
construimos una estrategia rotacional en la que combinamos estilos de inversión
y subsectores: Para el entorno de alta inflación seleccionamos empresas del
Russell 3000 que pertenezcan a los citados subsectores y se sitúen entre las 20
primeras en el ranking de “baja volatilidad” y, para las marcoépocas de
inflación media y baja, seleccionamos empresas de las industrias mencionadas
que se sitúen entre las 20 primeras en el ranking de “sentimiento”.
Aplicamos en ambos casos un filtro de capitalización superior a 500 millones y rebalanceos semanales. Este es el resultado obtenido en una ventana temporal de 22 años:
Como vemos, el resultado es magnífico. Aunque eso sí, hay que tomarlo con todas las cautelas propias del Backtesting. En cualquier caso, con todas estas simulaciones confirmamos plenamente la hipótesis de partida de que es posible construir estrategias dinámicas resistentes a la inflación. Y ello, como hemos visto, puede hacerse por tres vías:
Próximamente
subiremos un vídeo detallando la construcción de estas carteras.
Andrés A. García.
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